29 de noviembre de 2013

Noticia sobre el Proyecto de alumnos ayudantes en TIC en Antena3

Noticia sobre el Proyecto de alumnos ayudantes en TIC en Antena3


Noticia de Antena 3 en la que enlazan un Informe del Defensor del Profesor (ANPE) con un pequeño reportaje sobre nuestro Proyecto de Alumnos Ayudantes, al final del vídeo

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Burlas, insultos en clase y faltas de respeto. Esas situaciones se producen cada vez más en las aulas españolas y acaban en el defensor del profesor. Cada día una media de 10 profesores llaman a este servicio, que se dedica a ayudar a los docentes.
Según el sindicato de enseñanza ANPE el curso pasado hubo un repunte de las conductas agresivas y lo más preocupante es que cada vez más sus protagonistas ni siquiera son alumnos. Inmaculada Suárez, defensora del profesor del sindicato ANPE, comenta que no hay ninguna normativa que se pueda aplicar a los padres que van en plan agresivo o con faltas de respeto.
El 27% de las consultas han sido por acoso y amenazas de los padres, a ello se le suma las falsas acusaciones (14%) y las faltas de respeto, otro 27%, producidas en clase. Asímismo y según ha declarado la defensora del profesor la situación es grave, pues los conflictos en el aula han dado paso a acosos a través de internet.
Y es que Internet se ha convertido en el altavoz de falsos rumores y del acoso a compañeros y profesores. Por eso muchos institutos madrileños empiezan a formar a los estudiantes para que hagan un uso responsable de la red. El orientador José Antonio Luengo asegura que también hay malas prácticas en Internet que afectan a alumnos y profesores y que se debe formar a los estudiantes a hacer un uso responsable de la red y las consecuencias que genera la propagación de falsos rumores e increpaciones.

22 de noviembre de 2013

Protocolo de Actuación en Abusos Sexuales y otros Malos Tratos a la Infancia en el Partido Judicial de Móstoles


Protocolo de Actuación en Abusos Sexuales y otros Malos Tratos a la Infancia en el Partido Judicial de Móstoles



Los malos tratos a la infancia y, específicamente, el abuso sexual es un problema social complejo que requiere la intervención multiprofesional desde todas las instituciones implicadas; Servicios Educativos, Sociales, Sanitarios, FF.CC.SS.EE. y Juzgados. En la pasada década se han ido creando Protocolos de Actuación Interinstitucional como el anterior Protocolo de Actuación en Abusos Sexuales y otros Malos Tratos a la Infancia en la demarcación de Móstoles de 13 de mayo de 2003 (https://db.tt/vSqkGE8b) subscrito por el Decanato de los Juzgados de Móstoles, la Fiscalía, Servicios Sociales del Ayuntamiento de Móstoles, Comisaría de Policía del Cuerpo Nacional de Policía, Capitanía de la U.O.P.J. de la Guardia Civil, Servicios de Atención Primaria, Salud Mental y Hospital de Móstoles. 

Tras las experiencias de los Programas de Atención al Maltrato Infantil desarrollados por la Consejería de Servicios Sociales y, en Móstoles, las actuaciones de coordinación realizadas por el Equipo Interinstitucional de Atención al Menor, el mencionado protocolo supuso un primer intento de aunar y coordinar las actuaciones de los ámbitos sanitario y social con las intervención de las fuerzas de seguridad, fiscalía y juzgados.

Tras diez años de este primer protocolo se han ido desarrollando nuevos protocolos tanto a nivel autonómico como estatal mientras que se han producido cambios tanto en la atención a los menores maltratados y/o abusados como en los procedimientos legales. Todo ello, junto con la necesidad de adaptar nuestras prácticas a las características de un partido judicial como el de Móstoles, complejo tanto por la población que comprende como por la red de servicios implicados en los municipios  de Boadilla del Monte, Brunete, Móstoles, Quijorna, Villanueva de la Cañada y Villaviciosa de Odón.

El presente Protocolo es un documento de consenso que pretende contribuir a actualizar los criterios de actuación y mejorar la coordinación de los profesionales de los ámbitos educativo, sanitario, social, policial y judicial que intervienen con menores maltratados y/o abusados así como con sus familias en el Partido Judicial de Móstoles. El protocolo también puede utilizarse de forma análoga, previo informe pericial, con las personas adultas incapacitadas judicialmente o víctimas adultas especialmente vulnerables 
por su trastorno mental crónico.  



Acceder a Protocolo

http://www.madrid.org/dat_oeste/descargas/13_14/Protocolo_Abuso_y_Maltrato_Infantil_Mostoles_2013.pdf

También en 
Protocolo Móstoles









17 de noviembre de 2013

Un paisaje, un momento, una historia

Un paisaje, un momento, una historia
José Antonio Luengo

A veces uno se enfrenta a un momento. Un momento especial. Ese en el que un paisaje, unido al momento, a determinado momento, se convierte en algo especial, mágico. Mágico como maravilloso. Casi único. Todo parece confabularse para hacer de ese fragmento de tiempo, el que sea, largo o casi imperceptible, una experiencia inabarcable, inexpresable, imposible de traducir en palabras, o gestos. O ambos.

A veces uno vive algo que no tiene comparación alguna. Tal vez la soledad, o, al contrario, la compañía. Tal vez la tranquilidad, y el sosiego. Tal vez el silencio, o alguna música de esas que penetran hasta el tuétano. A veces sentados, o apoyados, en pié. Apoyados a un banco, sentados en él, o cogidos de una mano, casi soldadas ambas. A veces el sol ilumina tu rostro. O, por el contrario, te dice adiós entre montañas. O allá a los lejos, introduciendo su calor e incandescencia en el viejo mar. Allá a lo lejos. Diciéndonos adiós con la mirada, con su mirada. La que no se olvida. Esa que esperamos, incluso, cada atardecer, siempre diferente, incluso divergente. Porque cada día, cada tarde, nosotros somos, también, diferentes. Y divergentes. Discrepantes. Del mundo, de lo que nos rodea, de la maldad, de la arrogancia, de la injuria, de la mentira recurrente. 

El sol, en esos momentos, nos lanza su adiós de esperanza. Todo puede ser mejor. Como ahora, en este preciso momento. El espíritu está volando, nuestro espíritu, nuestra alma. Vuela en otro espacio. Casi en otro tiempo. Compartiendo el momento o solos, nuestro corazón se inunda de paz, de silencio. Pero al mismo tiempo de mil mensajes, mil palabras, mil miradas, mil sonidos. Que hablan que es posible. No sabemos muy bien qué. Tal vez repetir (nunca repetimos), quizá un sueño, o una idea. O un amor. O un desamor. Es posible que, simplemente, un instante de paz, de huída a un espacio inexistente, pero real. En nuestra mente. En nuestro corazón.

Miramos al frente. Siempre, en esos momentos, miramos al frente. Porque allí, enfrente, se encuentra eso que no sabemos siquiera describir, pero que inunda nuestras venas, nuestros tejidos. Cada poro de nuestra piel. Cada célula, cada órgano. En una esmerada, y siempre esperada, sensación. De libertad. De unión incombustible con el mundo, con cada imagen, cada hoja, cada árbol, cada nube, cada flor, cada gota de lluvia, o rayo de sol.

Primeros días de septiembre. Estoy sentado con una copa de vino en la mano. Sentado en un viejo banco de piedra. Ante mí el día se agota, dice sus últimas palabras, expresa sus últimas ideas. Las que inundan el mundo sin que éste acabe de enterarse nunca. En lo alto. A lo lejos el horizonte, y hasta llegar a él, incontables y perfectas colinas. Y en ellas, serpenteantes caminos en zigzag. Algunos, los más visibles, vigilados por centinelas de madera, cipreses gigantescos, negros y elevados. Vigilantes de la tierra, de las cosechas, de las gentes, del trigo, girasoles y vides. Centinelas de la vida. Responsables de llamarla, cada mañana, cada día. Y de acostarla suavemente por las noches, con el trago de un vino recio de la tierra. De esta tierra que ama la vida, que es la vida; que se nutre y explota con cada respiración, cada mirada, cada saludo al sol.


Todo a lo lejos es seda, suavidad concentrada. Imágenes concentradas, amor concentrado, vigilia y sueño en paz. Todo a lo lejos se torna mágico. Luces titilantes, susurros centelleantes. Soplos de vida, de escucha, de silencios y luces tibias. De coraje comprometido. Con la lentitud y el sosiego. Con la vid y el vino. El maíz y el girasol. De olivos y rosales silvestres. Los ocres, verdes y rosados inundan el cielo. Inundan el aire., tiñéndolo de suaves rojos y pardos rojizos. El sol se está yendo, se nos está yendo. Pero volverá. Mañana volverá. De momento, hoy, ahora, nos deja la paz, la alegría de sentirnos vivos y poder decirle adiós. Con el alma encogida. Con el corazón temblando.



Bebo un sorbo de vino y me levanto. Apoyo mis brazos en el muro que protege el cortado en el que me encuentro. Siento que los ojos se humedecen. De alegría. Por estar ahí. Por decirle hoy adiós. Y saludar a la noche. Que ya es mi noche. Para toda mi vida. Una bandada de miles de pájaros surca el cielo. Se mueven como un todo y dibujan mil figuras. Agradecidos, sin duda, a su amigo el sol. Que tanto les da. Y les protege. Quedo rendido a sus pies. Y mi corazón llora. De alegría.

La vida se nos va en un suspiro. Acaricio este momento. Mi momento. Hay que brindar por estar vivo. Y por esta tierra de magos. De magia y amor por la vida. 

En Pienza, Toscana. Septiembre de 2013

4 de noviembre de 2013

Los resultados escolares

Los resultados escolares
José Antonio Luengo 





En esta época en la que los resultados escolares surgen como explicación y solución de casi cualquier cosa que tenga que ver con la vida de un país, de su capacidad para medrar entre los demás y, claro, su presencia y protagonismo en el mundo en que vivimos, es necesario detenerse un poco, al menos, y pensar sobre el ideario que sustenta la argumentación al respecto de lo que pasa, por qué pasa y de las consecuencias a corto, medio y largo plazo de lo que pasa. Orientados, parece, hacia un escenario de pruebas de evaluación y filtros por doquier, el riesgo de dirigir los objetivos y propósitos de la escuela, hoy, a la parametrización de claves y mecanismos para la superación de acciones de evaluación externas y rankings es una posibilidad nada despreciable.

Los resultados escolares son un contenido recurrente ya en nuestros medios de comunicación. Que si Finlandia, que si Japón, que si nos gana este o aquel país. Que si no llegamos a los niveles de no se qué puntuación media. Que si Europa, que si Asia, que si América... Y no está mal medir, claro. Ni siquiera comparar, por supuesto. Mirar lo que producimos y analizar lo que producen otros es razonable. Y hasta pertinente. Otra cosa es hacerlo y trasladar, luego, a la opinión pública, lo que puede ser más o menos interesante para sustentar una manera de hacer política. Sin prestar demasiada atención a claves interpretativas imprescindibles en cualquier proceso de análisis comparado. 


En este contexto, cabe decir que pensar que los resultados escolares son solo responsabilidad de la escuela es un reduccionismo interesado, bajo y hasta perverso. Interesado porque interesa, claro, orientar la carga de la culpa, o, lo que es lo mismo, desviar las culpas a alguien, a algo, a algunos. No es que la escuela no tenga responsabilidades en esta cuestión; claro que las tiene. No pocas. Pero, ¿de qué escuela hablamos? ¿De una que pierde recursos y efectivos a marchas forzadas? ¿De una que, lejos de vertebrarse con solidez en el tejido de un país, es abandonada a su suerte en un discurso competitivo y lastrado por intereses de futuro puramente económicos? ¿De una organización escolar lastrada por un ideario y valores sustentado por la OCDE? Determinadas ideas del preámbulo del Anteproyecto LOMCE no son neutros, precisamente: “La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro" .

Pero, incluso, orientar la mirada en esa exclusiva dirección, sin prestar atención a otros condicionantes de calado profundo es, insisto, una burda estrategia, que, por otro lado, suele funcionar. Los resultados escolares son, no pueden ser otra cosa, resultado del trabajo de una sociedad en su conjunto, de cómo se organiza, de qué valores pone en juego, de qué propósitos prioriza. Los resultados escolares son, también, resultado de las políticas de infancia, de apoyo a las familias, especialmente a las más desfavorecidas, pero no solo; y del desarrollo cultural en los barrios, especialmente en aquellos menos favorecidos.

Cualquiera que tiene hijos sabe, por supuesto que lo sabe, la singular importancia que tienen las expectativas, el apoyo, el cuidado, el sosegado (y a veces inquieto) estar ahí, a su lado, al lado de los que miran el mundo siempre desde abajo, con su corta estatura. Cualquiera puede hasta medir la inversión de tiempo en acompañarles, guiarles, orientarles. Y escucharles mucho. Casi cada día. Con los libros y los cuadernos. Revisando, comprobando. Explicando. O, simplemente, apoyando; o sonriendo, a su lado, orgullosos al verles avanzar, comprender mejor el mundo. Pero no todos pueden. Ni les alcanza el día. El tiempo. La angustia de vivir casi de la nada. Y con la nada. ¿Expectativas? ¿Apoyo? ¿Estar ahí? ¿Dónde?, preguntan algunos, angustiados, sometidos a una vida que les empuja a la cuneta, que les expulsa, casi, de cualquier esperanza. Y, a sus hijos, claro.

Cualquiera de nosotros conoce la influencia de una sociedad vertebrada. Con valores sociales solidarios. Que atiende a las personas, no solo al poder económico, sin perjuicio de su valor. Y puede adivinar, también, los efectos de una organización escorada, siempre hacia el pedestal, la poltrona, el espacio del poderoso, asfixiando a muchos, muchos que cada día soportan el lado más trágico y doloroso de la maquinaria. Muchos que no pueden ni pensar en expectativas para sus hijos ¿Qué es eso?, dicen nerviosos. 


Los resultados escolares son cosa de todos. Y también, claro, del marco social en que ajustamos nuestras vidas, de los horarios, la necesidad de vivir, sobrevivir. De los tiempos de que disponemos para educar, de los espacios para compartir, para construir, para edificar nuevas ideas, estar con nuestros alumnos o con nuestros hijos. Y de los modelos que les ofrecemos. Modelos de vida, de presencia, de convivencia, de mirada interior y exterior. De objetivos. De valores. De vertebración social, como estructura sólida, solidaria, justa. Ser optimista es difícil, la verdad.

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José Antonio Luengo Latorre es Catedrático de Enseñanza Secundaria de la especialidad de Orientación Educativa. Es Decano-Presidente del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y Vicepresidente primero del Consejo General de la Psicología de España. Licenciado en Psicología. Habilitado como Psicólogo Sanitario por la CM y experto en Psicología Educativa y en Psicología de la actividad física y del deporte (Acreditación del Consejo General de la Psicología de España).. Desde octubre de 2002, ocupó el cargo de Secretario General de la Oficina del Defensor Menor en la Comunidad de Madrid y desde julio de 2010 fue el Jefe del Gabinete Técnico del Defensor del Menor, hasta la supresión de la Institución, en junio de 2012. Ha sido profesor asociado de la Facultad de Educación de la UCM y de la UCJC. Es profesor invitado en la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela de Madrid. En la actualidad es psicólogo de la Unidad de Convivencia. Coordinador del Equipo de apoyo socioemocional, dependiente de la Subdirección General de Inspección Educativa de la Consejería de Educación de la CM. Twitter: @jaluengolatorre

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